Ascensión, primera comunión y Meriam Ibrahim de Sudán السودان

El 4 de mayo de 1967, día de la Ascensión, hice mi primera comunión.

Yo soy el pan de vida.

El pan que yo daré es mi carne.

Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes (Jn 6, 48s)

«Tomen y coman, esto es mi Cuerpo». (Mt 26, 26)

Así era la estética de 1967

Me había preparado a conciencia. Hoy, vino a mí aquel catecismo, ya sin pastas y cargado con el polvo de tantos años.

Había aprendido a rezar como Cristo nos enseñó.
Señor, enséñanos a orar (Lc 11,1) (Mt 6, 9-13)

Había aprendido el resumen del evangelio que los apóstoles predicaron
obedeciendo el mandato de Jesús:
id por todo el mundo y predicad el evangelio (Mc 16,15).

Desde entonces sé que soy de Cristo y que Él está conmigo. Él me amó hasta el extremo. Él me salvó del sinsentido, del caos, del pecado y de la muerte. Él vive y hoy celebramos su ascensión al cielo, a su trono de gloria a la diestra del Padre.
Por eso comprendo perfectamente que alguien como Meriam en Sudán, no pueda renunciar a su identidad cristiana aunque le cueste la vida, aunque tenga un marido con el que se quiere, aunque tenga un hijo pequeño y otro recién nacido.

A Meriam Ibrahimle le dieron la opción de renegar del cristianismo y salvar la vida.
Ella se ha mantenido fiel y ha sido condenada a morir en la horca después de recibir 100 latigazos.
Miles de firmas se han dirigido al gobierno de Sudán para que no ejecute la sentencia.

Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes (Jn 15, 20)

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Gracias a la movilización internacional, Meriam Ibralhimle, fue absuelta de la pena de muerte y pudo salir de Sudán.
https://www.aciprensa.com/noticias/la-cristiana-meriam-ibrahim-llegaria-esta-noche-a-estados-unidos-70990/