viernes, 29 de septiembre de 2017

Bollos o pastas de manteca

Las fiestas se conocen por las vísperas

Bollos en una lata de Cola Cao de las de entonces.
Más abajo comparto la receta.
Llamábamos bollos a este manjar al que ahora se llama pastas tradicionales.

Los días previos a las fiestas eran tan buenos como las fiestas mismas. Mi madre y mis tías se juntaban en casa de abuelita para hacer los bollos. Así nos encontrábamos todos los primos; eso era ya la fiesta para nosotros. Pero es que después de que salían del horno nos daban a probar. ¡Qué cosa más rica! Lo único malo era que siempre nos daban menos de los que queríamos.

La verdad es que la vida en aquel mundo, que ya es historia, era una sucesión de tiempos de trabajo y tiempos festivos entrelazados.


Aquella "Olla la Manteca" tiene hoy
aparentemente una función decorativa.
En realidad es una reliquia del mundo
y la familia en que nací.
Para hacer estas pastas se necesita harina que viene de moler el trigo y eso nos lleva a la trilla. Los mayores tuvieron que haber arado, sembrado, segado y trillado, pero para los niños era una fiesta ir subidos en el trillo.

Otro ingrediente es la manteca de cerdo. ¡Cuántos momentos maravillosos alrededor del cerdo! Cuando llega a casa pequeño, como un juguete. Cuando le das de comer. Cuando le cuidas por el corral mientras tu padre le saca el abono. Y luego la matanza. Pasado el mal trago de tener que matarlo todo es fiesta otra vez. Chamuscarlo con cuelmo. Abrirlo y ver todo lo que hay dentro. La serie de manjares que a partir de ahí se van sucediendo: el hígado encebollado, el lomo a la plancha, el picadillo, las morcillas, los chorizos, los jamones... y la manteca.
La manteca es la grasa que el gocho tiene entre las tripas y la pared abdominal. Se derrite en una cazuela al fuego y se cuela y guarda en recipientes de barro, "la olla la manteca". Tapada con el pellejo la manteca en un lugar fresco se conserva todo el año. Si no has adoptado una opción de vida libre de productos animales, entonces la manteca de cerdo tiene menos inconvenientes de los que la gente piensa y más cualidades de las que se imagina.

Receta básica
Ingredientes:
  • Manteca de cerdo, 250 gr.
  • Azúcar, 230 gr.
  • Harina, 500 gr.
  • Huevos, 2 ó 3
  • Ralladura de limón, chorrín de orujo... (no son imprescindibles)
  • Sal, una pizca.
Procedimiento
  • Mezclar el azúcar con la manteca, que ha de estar a temperatura ambiente para que esté blanda, hasta que se incorpore bien.
  • Añadir los huevos (excepto una clara que servirá para untar por encima), la sal (y la ralladura de limón, etc.) y seguir mezclando.
  • Añadir poco a poco el harina, sin llegar a amasar.
  • Dejarlo reposar media hora, mejor en el frigorífico (se puede envolver en papel film).
  • Extender con un rodillo y hacer las formas con un vaso u otros moldes. Que sean de algo más de un centímetro de grosor.
  • Decorar con la clara batida de huevo y se pueden poner también otras cosas como: una pata de nuez, una almendra, coco rallado, semillas de sésamo, etc. En casa de mi abuela se decoraba con una pata de nuez, es lo que abundaba en el pueblo.
  • Hornear hasta que se vean en su punto. Temperatura y tiempo depende del horno y de las proporciones en que hayas puesto de los ingredientes y del grosor de las piezas. Una orientación: el horno a 180ºC y unos 15 min.
  • Después de frías se guardan en una caja metálica y se conservan hasta que acabes con ellas.
  • A estos bollos les pasa como a las legumbres que están mejor al día siguiente que recién cocidas: mejoran según pasan los días.












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