lunes, 2 de febrero de 2015

Jaime Einstein. El Esplendor. Moisés de León

Hace seis años tuve el honor de presentar en Astorga a Jaime Einstein y su libro El Esplendor. Excelente biografía novelada sobre Moisés de León, el autor de El Zohar, el Libro del Esplendor, una de las obras cumbres del intelecto humano.

Hace diez días se durmió, pasó de este mundo al Padre.

Su muerte ha causado conmoción por inesperada y porque era un hombre extraordinario y querido por todos los que le conocíamos.
Un sentido abrazo a su familia.


A raíz del encuentro con Jaime y con su libro actualizamos la memoria de la presencia judía en Astorga.

La ciudad de Astorga contaba con dos aljamas, situadas cada una en un extremo de la ciudad, con sendas sinagogas. También contaron con dos cementerios propios, y se encargaban de la vigilancia de una de las puertas de la ciudad. 

Desde el siglo XIX, muchos astorganos pasean por el Jardín de la Sinagoga, ubicado en el lugar donde, según la tradición, se localizaba la Sinagoga de una de las dos juderías, la de So Campanas de San Bartolomé, cuyo nombre evoca el de la parroquia bajo la que estaba adscrita. La tradición ha sido confirmada por las excavaciones arqueológicas que ha aflorado, por ejemplo, la pila de las abluciones.
Aún hoy este paseo, rincón romántico donde los haya, tiene un aire muy nostálgico, como si todavía en ese lugar se pudiera sentir la pena de aquellos judíos expulsados de su amada Astorga en 1492.


El Esplendor
ISBN: 978-84-92438-01-3
Precio: 12,00 € IVA inc.

Rabí Moisés Ben Shem Tov de León había estudiado en las mejores academias talmúdicas de su ciudad natal (León), Ávila, Valladolid y Guadalajara, donde finalmente se había asentado. Sus vastos conocimientos se extendían más allá de lo estrictamente religioso, ya que los grandes filósofos griegos y judíos, Platón, Aristóteles, Ben Gabirol, Yehudá Halevi y Maimónides no le eran ajenos. Su fama se extendía por todos los reinados ibéricos, las tierras de los francos, allende el Pirineo, las kehilot del norte de África y las academias hebreas del Levante. Sus obras, escritas en hebreo clásico, el Sefer Ha-Rimón y el Ha-Nefesh Ha-Hajmá,mostraban su profunda sensibilidad mística, y eran copiadas y leídas a lo largo y ancho del Mediterráneo. El nombre de Moisés de León era grande, pero ello no le proporcionaba los maravedíes requeridos para darle una vida cómoda a su infeliz mujer y a Ruti, su hijita del alma. A pesar de las penurias, su trabajo principal se hacía en secreto, y sólo otras treinta y cinco personas sabían de su existencia.(Capítulo II)



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