martes, 15 de diciembre de 2015

Fe atea

Einstein y Gödel, las dos mentes más preclaras de la humanidad
en física el primero y en matemáticas y lógica el segundo.

El ateísmo es una creencia acerca de Dios, una creencia que afirma su inexistencia aunque ninguno de los que la profesan haya podido demostrarlo. A lo más que han llegado es a postular que se puede explicar el funcionamiento de este reloj sin recurrir a Dios. Dios sería una hipótesis superflua para explicar el funcionamiento del reloj, luego Dios no existe, dicen. Este razonamiento es una falacia como muchos pueden notar, basta con un poco de sentido común o un poco de formación en la disciplina de la lógica...

Los ateístas suelen ser devotos de la ciencia. El objeto de la ciencia es entender y explicar cómo funciona el reloj, es decir, las leyes que gobiernan los fenómenos del universo mundo, los fenómenos físicos, químicos… hasta psicológicos. Pero de lo más allá de lo que está al alcance de su método la ciencia no puede decir nada. Nada acerca del sentido de la existencia, ni de la vida, ni del hombre. Los cristianos también estamos de acuerdo en que no hace falta recurrir a Dios para explicar el funcionamiento del reloj desde el punto de vista científico. Pero la ciencia solo es capaz de abordar una parte de la realidad. La realidad tiene más dimensiones que las que son abordables desde el método científico, están las preguntas por el sentido, la dimensión axiológica, la ética, la estética, la espiritual, el origen y el fin de todo...

Lo que sí hace la ciencia es decir dónde están sus límites del conocimiento y apuntar como una flecha en la dirección que le transciende. Por ejemplo, el principio de incertidumbre o indeterminación de Heisenberg (1901-1976) nos dice que es imposible saberlo todo ni siquiera acerca de una simple partícula. Y los teoremas de la incompletitud de Gödel (1906-1978) nos dicen que ningún sistema es explicable completamente sin recurrir a otro elemento exterior al propio sistema, de donde se deriva que el mundo apunta necesariamente a la trascendencia del mundo.
W. Heisenberg (Premio Nobel de Física 1932)
Los cristianos afirmamos que “el reloj” no es eterno, sino que ha sido creado por un relojero que además lo provee de energía para que no se pare y hasta podría ajustarle la hora si atrasase o adelantase. Evidentemente el reloj es el mundo y el relojero es Dios. Dios es creador y providente.

Los ateístas pugnan por sacar la educación religiosa de la escuela. Se puede hablar acerca de ello. En realidad en la asignatura, optativa en España, de religión cristiana lo que se imparte más bien es cultura cristiana; muy pertinente, por cierto, para entender nuestra sociedad, pues la llamada civilización occidental ha sido levantada por cristianos y sobre valores cristianos. Donde de verdad se imparte catequesis es en las parroquias y en las familias.

Lo cada vez más alarmante es lo que están haciendo algunos profesores que, propasándose en sus funciones docentes, están adoctrinando de modo más o menos expreso en una fe espiritual, el ateísmo, a todos sus alumnos, que no se han apuntado a una asignatura de ateísmo sino que están ahí quizá para estudiar historia, literatura o ciencias naturales. Adoctrinar en ateísmo en esas condiciones es un abuso de poder por parte del profesor y es un atropello de los derechos de los alumnos y de sus padres que ya se están revelando: Ateísmo fuera de la escuela.

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