Una generosa relación de complicaciones físicas le acompañó desde el principio de su andadura por este mundo. Ninguna de ellas era en sí misma grave pero eso no impedía que a su madre no le quitaran el sueño.
El estrabismo y la hernia en la infancia coincidieron con cierta lentitud en el progreso escolar y torpeza en las relaciones sociales, siempre difíciles en la escuela. No sabemos si entre estos hechos había alguna relación de causalidad.
Estoy hablando de mi hermano.
En aquel entonces mi madre siempre me encargaba que cuidara de él, que me necesitaba como a su hermano mayor que yo era. También nuestra hermana recibió el mismo encargo.
Estoy hablando de mi hermano.
En aquel entonces mi madre siempre me encargaba que cuidara de él, que me necesitaba como a su hermano mayor que yo era. También nuestra hermana recibió el mismo encargo.
En estos últimos años, cuando sus problemas físicos eran la diabetes, el colesterol y la hipertensión y los mentales se habían identificado como esquizofrenia, el encargo de mi madre había tomado la forma del curador de quien había sido declarado por el juez como parcialmente incapacitado. Nuestra hermana, a pesar de la distancia, ayudaba más de lo que podía.
Entre las habilidades de Ricardo destacaban su prodigiosa memoria y su increíble capacidad para el cálculo mental.
Entre sus virtudes, su gran corazón, su bondad y su empatía para con los necesitados.
Su principal defecto era su idealismo desconectado de la realidad.
Los habituales de las cafeterías que frecuentaba, principalmente el Marbella, le conocían y le querían.
Me reconforta el interés y atención que Ricardo ponía, en los últimos tiempos, en la oración de la bendición de la mesa.
Padre, tú que enviaste a tu Hijo para rescatar a los cautivos, sanar a los enfermos y convertir a los pecadores, tu Hijo nuestro Señor que entregó su vida para que ninguno se pierda y tenga un sitio en el banquete del Reino, recibe a este hermano que tal día como hoy, hace 58 años, fue hecho hijo adoptivo tuyo por el bautismo.