lunes, 20 de noviembre de 2017

Nieve. Orhan Pamuk

"No solo constituye una fascinante proeza narrativa, es una lectura esencial para entender el mundo de hoy." Margaret Atwood, The New York Times Book Review
Es una novela, es ficción, es el mejor modo de entrar dentro e incluso involucrarte en una realidad tan compleja como la de Turquía o cualquiera de las sociedades de cultura musulmana.

El protagonista, Ka, es un poeta exiliado en Alemania por motivos políticos desde hace 12 años. Vuelve a Estambul para el entierro de su madre y desde allí vuelve a Kars, su pequeña ciudad en el extremo nororiental de Turquía. Va como periodista con la tarea de hacer unos reportajes a propósito de una ola de suicidios de chicas jóvenes y por las inminentes elecciones municipales. En realidad quiere encontrarse con una mujer de la que piensa enamorarse y llevar con él a Alemania.
"Y que sepas que los que se conforman solo con ser felices nunca lo son". (Pág. 424)

viernes, 29 de septiembre de 2017

Bollos o pastas de manteca

Las fiestas se conocen por las vísperas

Bollos en una lata de Cola Cao de las de entonces.
Más abajo comparto la receta.
Llamábamos bollos a este manjar al que ahora se llama pastas tradicionales.

Los días previos a las fiestas eran tan buenos como las fiestas mismas. Mi madre y mis tías se juntaban en casa de abuelita para hacer los bollos. Así nos encontrábamos todos los primos; eso era ya la fiesta para nosotros. Pero es que después de que salían del horno nos daban a probar. ¡Qué cosa más rica! Lo único malo era que siempre nos daban menos de los que queríamos.

La verdad es que la vida en aquel mundo, que ya es historia, era una sucesión de tiempos de trabajo y tiempos festivos entrelazados.

sábado, 26 de agosto de 2017

Abuelita Matilde

Quien no conoce abuela no conoce cosa buena.

Abuelita
Vivió siete años sola tras enviudar. En las fiestas del pueblo y en Navidades todos queríamos que viniera a nuestra casa, pero había más hijos que fiestas así que nos "peleábamos" para conseguirla.

Para todos sus nietos, ella era "abuelita".
Sí, en mi pueblo, entonces, cuando la lengua leonesa era lo normal aunque los maestros en la escuela se esforzaban por corregirnos el habla, el diminutivo se hacía en -in -ina, pero a mi abuela la llamábamos "abuelita". Sin duda que tiene una explicación desde la lingüística o desde la sociolingüística. No importa ahora, hoy solo expongo el hecho.

A mi abuela le encantaban los niños, decía que en todas las casas debía haber siempre algún niño. Pero cuando nos juntábamos muchos primos y hacíamos trastadas, se enfadaba un poco y decía "¡ay castrones!".

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...