Tuve la fortuna de conocer a mi abuelo, vendimiar con él y trillar y... comer sopas de ajo de su cazuela.
En aquellos años la vida no era fácil para casi nadie. Pero mi abuelo lo tuvo muy difícil.
Aurelio no conoció abuelas ni abuelos. Su hermana Manuela había muerto con tres años antes de nacer él. Su padre murió cuando él no había cumplido los tres años y cuando solo tenía cinco murió también su madre. Su hermano Antonio, tres años mayor, también murió cuando Aurelio tenía diecisiete. Así, huérfano se crió con unos tíos maternos, Felipe y Ambrosia.